DOS MUNDOS ROSADO
Mil años antes, las laderas donde hoy nace Milénico se perdían y ganaban. El río Duero era entonces frontera de dos mundos. Socastillo es una de las empinadas laderas donde Milénico vive hoy su infancia y que rememora la antigua fortaleza de frontera situada en su alto, de la que hoy solo queda el recuerdo de tiempos pasados y unas vistas plenas de quietud.
Las otras laderas, en la margen derecha del Duero, la mayoría a escasos cientos de metros del río tienen como nombres topónimos que hacen referencia bien a las cuestas, como Solapeña, debajo de cuesta aislada, bien a los caminos de toda la vida, como Carraroa, en el camino a Roa.
Son terrenos pobres, en gran medida procedentes de la escorrentía de las empinadas cuestas que bordean el valle del Duero y que lo comunican con las tierras del páramo, a altitudes entre los 750 y los 800 m. Son tierras bien ventiladas y con una importante insolación, lo que permite de forma natural unas condiciones óptimas de salubridad para la planta y de maduración para la uva. En el momento de la vendimia, la uva Tempranillo se presenta madura y muy sana, lo que permite siempre alcanzar un óptimo de maduración.